Artículo de Miguel Picado G., Presbítero.
A propósito de la importantísima y
trascendental noticia que brindó el
diario La Nación acerca del presbítero que omite pedir a quienes asisten a sus
eucaristías intercambiar un saludo de paz, escribió al borde de la angustia un laico
y amigo muy querido:
“Ayer me
preocupé mucho leyéndola. Se trata de una noticia de primera página y con
desarrollo y foto en páginas interiores. Es decir, algo de suma importancia
para la vida social, económica y religiosa del país. Leerla, transforma la vida
de las personas. No haberla publicado hubiera sido hacerle el juego una vez más
a ese extraño poder financiero y de conciencias que es la Iglesia. Gracias a
Dios que existe La Nación, luz y guía de toda esa otra nación mayor (aunque a
veces menos poderosa), que somos todos.
Mi
colaboración: Durante la semana pasada, en una iglesia capitalina, el cura que
estaba confesando tenía los zapatos sucios. Ojo Nación. Ojo. Se les pasó esa.
Otra: La
semana tras anterior, en una Iglesia de postín, el cura se saltó el
"Kirie". ¡Mala cosa! Dichosamente nadie llegó a Llorente con el
chisme”. Hasta aquí las preocupadas palabras de mi amigo.
Como La
Nación se mete a opinar sobre asuntos internos de la Iglesia, que no trasgreden
ni siquiera las normas litúrgicas, pues incumbe al celebrante invitar o no al
rito de la paz, me siento autorizado para pedir información sobre asuntos
internos de esa empresa, pero de mayor velamen. Les solicito que con la misma
minuciosidad y ojo para el detalle, nos den un reportaje, también de primera
página e ilustrado, pero bien documentado, sobre los enredos tributarios en que
se encuentra el Grupo La Nación. Hubo una maquinaria de imprimir no sé si
vendida, comprada y vuelta a vender, no
en olor de santidad precisamente, negocio que mereció una demanda
multimillonaria por el Ministerio de Hacienda. Si este asunto se sigue poniendo
color de hormiga, van a tener que llamar a alguien que les practique, no un
rito de paz, sino un exorcismo que expulse variopintos y adinerados demonios.
Foto tomada de crhoy.com |
Otra
cosa. Para quienes no lo conocen, fray Álvaro Montes de Oca OP prestó servicios
por largos años en la diócesis de Alajuela, donde se desempeñó como cura
párroco de varios pueblos e impulsó las Jornadas de Vida Cristiana y el
Movimiento Familiar Cristiano. Gracias a su condición de médico y conocimientos
de filosofía y teología brindó lecciones de ética médica en la Universidad de
Costa Rica. Esta es una lista incompleta de sus servicios. A sus ochenta y dos
años, se sobrepone a los achaques de salud para continuar ejerciendo su
ministerio.
Comentarios
... pidiendo limosna y con garrote. Al buen entendedor... ni siquiera coquetear con ellos hay cosas mejores que ver y leer, cosas que verdaderamente edifican.